Convertibles, una tipología no apta para tímidos
Al contrario de lo que se cree, los convertibles no nacieron solo para lucirse en tiempo de verano, sino que también pueden hacerlo en pleno invierno. En Europa se usan mucho más cuando arrecia el frío, lo que parece contradictorio. En nuestro país la oferta es limitada, y sus especiales características alejan a los compradores que prefieren pasar desapercibidos.
Por Leonardo Pacheco / Fotos Agencias
La idiosincrasia chilena le impone barreras muy difíciles de franquear a los automóviles con colores animados y especialmente a los de tipología convertible; por desgracia esa situación no cambiará a corto plazo. No obstante, hay un grupo de compradores que sí se animan a lucirse en las calles, ser el foco de atención de miradas y celulares, sobre todo durante la calurosa temporada estival, que es cuando los ánimos están más saludables que nunca.

Para entender el mundo de los convertibles es importante que revisemos los diferentes formatos existentes, porque la simple acción de retirarles el techo no los clasifica en un mismo grupo… veamos entonces cómo se les tipifica.
Convertible o descapotable es el concepto básico, de ahí en adelante surgen los formatos. Existen los Cabriolet, un término casi en desuso que se refiere a una carrocería de dos puertas y equipada con una capota abatible, un techo de tela que por los general se operaba manualmente, hasta que se desarrolló un electromotor que facilitaba esa tarea. De esta silueta surgieron los Phaeton, un convertible de cuatro puertas que alcanzó su máxima popularidad en los años 30; el techo siempre era textil, y lo único que cambió fue el modo en que esa capota podía plegarse.

Luego llegó el turno de los Spider, la misma idea de un Cabriolet pero aplicada a ejemplares de la era moderna, como esos coquetos convertibles italianos de los años 60. En este grupo la capota podía ser de tela o de metal, e incluso hubo modelos en los que el techo se retiraba y podía guardarse en la cochera, por lo que había que decidir si salir con él o no… si el clima cambiaba a lluvioso había que correr a casa.
Otra característica de un Spider o Spyder, es que en el habitáculo solo hay dos butacas, descartándose para la alegría de los purista la presencia de una cabina 2+2; en este grupo el techo puede ser abatible de tela o escamoteable de metal, como lo era en el recordado Peugeot 206 CC.

Los tipo Targa son los siguientes en esta revisión, una arquitectura que propone una robusta barra de seguridad que nace detrás de los asientos (dos plazas) y que en cuyo marco se apoya una pequeña pieza metálica o de vidrio que cumple la función de techo; un ejemplar que pertenece a esta categoría es por supuesto el Porsche 911 Targa.
En Europa se han desarrollado eficientes sistemas de calefacción, presentes en los reposacabezas, empuñadura del volante y asientos, a lo que se suma una serie de deflectores que impiden la penetración de viento frío en inverno; es por eso que en el viejo continente los convertibles se usan incluso cuando cae la nieve.

Otro asunto a considerar, como parte de las tendencias, es que los techos han adoptado la lona como su principal material de confección, porque obviamente la tela es mucho más liviana que una estructura de metal, aunque sea aluminio. El formato escamoteable no duró mucho por lo anterior, porque al excesivo peso de la capota metálica había que sumarle los kilos extras aportados por los brazos de alzamiento y por los electromotores que intervenía al momento de destapar el habitáculo.
La realidad chilena
En los mercados europeos los convertibles están a la orden, un nutrido catálogo de ejemplares que satisface los requerimientos de un público acostumbrado a su belleza y que no tiene temor a usarlos… ni estacionarlos con el techo abatido. Es una realidad muy alejada a la nuestra, en todo sentido, porque como ya lo sabemos en nuestro país nadie dejaría un descapotable a merced de los “amigos de lo ajeno” y tampoco nos agrada la idea de viajar a techo descubierto en invierno, algo que sí hacen los habitantes de Alemania, Francia o Italia.

En nuestro mercado hay marcas que no los incluyen dentro de su oferta y nos las culpamos, porque hay que considerar que se realiza casi el mismo esfuerzo logístico, humano y comercial para importar 400 unidades de un modelo que se venderá como pan caliente, que embarcar cinco unidades de un convertible que pasará varios meses en un concesionario esperando ser vendido; por eso casi todos los convertibles llegan por la vía de la importación directa o a pedido.
En los últimos años una fuerte tendencia se ha declarado al interior de nuestras fronteras, que es la oferta de descapotables remitida a las marcas premium, como Audi, BMW, Mercedes-Benz, MINI, Jaguar, Porsche y Ferrari, entre otras, un segmento en el que los constructores generalistas están evitando participar. Revisando lo que podíamos hallar en el catálogo chileno de hace algunos años, nos topamos con el Alfa Romeo Spider, con los Volkswagen Eos y Beetle Cabriolet, Opel Cascada, Chrysler PT Cruiser y Honda S2000, por nombrar algunos.

Meritorio es lo que hace Mazda, con su inmortal MX-5, ya que es la única marca generalista que apuesta por este formato con un precio asequible… no es una ganga pero su valor nada tiene que ver, por ejemplo, con el de un Audi R8 Spyder. Está claro que los chilenos no somos amantes de los convertibles, hablando en términos generales, pero siempre es bueno recordar que existen, mencionar sus cualidades y tener muy claras sus limitaciones en el ámbito de la seguridad.