Deportivos de los 90, los reyes del asfalto de hace treinta años
¿Quién dijo que en los noventas no se inventaron grandes cosas? Los ochentas fueron años muy productivos, es verdad, pero en la década siguiente el mercado automotor nos brindó ejemplares dignos de portadas y posters, y por los que hoy en día se pagan enormes sumas de dinero.
Por Leonardo Pacheco
Hace treinta años el mundo era distinto, las personas caminaban mirando hacia adelante y no hacia su teléfono, y notables avances tecnológicos anticipaban lo que nos sucedería tiempo después. La inteligencia humana nos brindó el Beeper y luego la Palm Pilot, mientras que películas como Goodfellas, Pretty Woman, Bajos Instintos y El Silencio de los Inocentes nos brindaban entretención en las pocas salas de cine que existían en nuestro país.

No obstante, para los fanáticos de los automóviles los citados avances no tenían mayor importancia, porque en los noventa se creó una camada de ejemplares tan extraordinaria que ningún “tuerca” declarado se atrevería a menospreciar su efecto, a minimizar su aporte, y a no sentirse nostálgico al recordar sus mayores exponentes.
En los ochenta bólidos como el Lamborghini Countach, el Porsche 959 o el Ferrari F40 eran las imágenes recurrentes de los afiches que adornaban las paredes y que servían de portada para los cuadernos, pero en los noventa también existieron audaces diseños, los que por supuesto se endulzaban con motores de alto performance y en los que poco importaba el tema de las emisiones.

En los noventa se escribieron capítulos muy interesantes del mercado automotor, en la categoría de los deportivos claro está, y en este listado escrito con tinta de oro se encuentran los ejemplares Chevrolet Corvette C4, Dodge Viper, Ferrari F50, Honda NSX, Lamborghini Diablo y McLaren F1, un resumen acotado a los de mayor impacto visual y potencia, una aclaración que hacemos para evitar el disgusto de los amantes de los referentes japoneses como son el Toyota Supra o el Nissan Skyline GT-R.
Seis nombres para el recuerdo
El Corvette se ganó el derecho de estar en las portadas y en los afiches, porque su estampa no pasa desapercibida y porque además se le podía ver en películas exitosas y conocidas series policiales. La generación C4 se mantuvo vigente hasta 1996, siendo su carrocería angular y puntiaguda lo que la transformó en una celebridad.
Para competir con el Viper, que es el siguiente de la lista, el Corvette adoptó un potente motor LT1 de 405 CV, un deleite para los amantes de la conducción deportiva y el mejor bloque montado en esa generación según los fanáticos de este modelo.

El Dodge Viper llegó en 1992 para recordarnos la verdadera esencia de un deportivo estadounidense, una propuesta en la que delicadeza y docilidad eran términos no incluidos en su diccionario. Esta víbora nos podía inyectar un poderoso veneno, compuesto por nada menos que 400 caballos provenientes de un motor V10 de 8.0 litros montado en el vano frontal; la tracción venía desde atrás, así que conducirlo requería de mucho valor y manos expertas.

El Ferrari F50 se estrenó en 1995, para celebrar las cinco décadas de la firma italiana… lo mismo que hizo el F40 en su minuto. Lo movía un motor V12 de 4.7 litros del que brotaban 520 CV, y la transmisión era manual de seis velocidades; era un hermoso tiempo para los amantes de la conducción al estilo primitivo.
Se fabricaron 349 unidades, las suficientes para convertir a este deportivo de motor central y monocasco de fibra de carbono en el sueño de los coleccionistas.

El Honda NSX no requiere mayor presentación, porque su silueta es muy conocida al igual que sus prestaciones, en las que influyó nada menos que el legendario piloto Ayrton Senna… un detalle no menor por supuesto.
Porta un motor V6 de 3.0 litros que produce 280 CV, cifra insuficiente ante los demás bólidos citados en este reportaje, pero que igual se merece el honor de estar aquí por sus aportes entregados en las aéreas de aerodinámica y conducción; fue presentado en 1990 y de inmediato se ganó el apodo de “Ferrari japonés”.

El Lamborghini Diablo es el heredero directo del Countach, lo que nos queda claro al observar su diseño osado y extravagante. Lo animaba un motor V12 de 5.7 litros, bloque que luego aumentó la cilindrada hasta los 6.0 litros; en esa unidad la potencia máxima alcanzaba los 604 CV, erogue que dejaba al F50 relegado a una posición secundaria.

Esta revisión de los noventa finaliza con el McLaren F1, ese exótico deportivo equipado con tres asientos, una butaca central hacia delante y una en cada flanco… desplazadas levemente hacia atrás. A espaldas del piloto rugía un motor V12 de 6.1 litros del que salían 627 caballos absolutamente desbocados, cifra descomunal que permitía correr a 371 km/h; el secreto era que el desarrollo de la mentada unidad motriz se le encargó a BMW.
