Fracasos de la Industria, cuando las cosas no salen según el plan
Es una conducta recurrente sentirnos “generales después de la batalla”, vociferar que teníamos la razón antes de producirse el desastre. Y en el ámbito de los automóviles sucede lo mismo, porque cuando un modelo fracasa siempre hay quienes aseguran haber anticipado ese destino. Claro que no existe un camino seguro hacia el éxito, ya que el mercado automotor es impredecible y más aún el comportamiento de los compradores.
Por Leonardo Pacheco
En la mayoría de las narraciones históricas del automóvil se habla de los aciertos, del surgimiento de esas leyendas de la industria que se vendieron como pan recién salido del horno y que además contribuyeron a mover las economías y a las personas; de estos ejemplos hay muchos… como el Ford T, el Volkswagen Escarabajo, el Citroën 2CV, el Fiat 600, el Peugeot 206 y el Renault Clio, entre tantos otros.
Pero en esta oportunidad hablaremos desde la otra acera, desde ese rincón oscuro de la industria que es donde habitan los proyectos fallidos, esos modelos que por diferentes razones no fueron bien recibidos por los usuarios. Por supuesto que en este resumen, porque no podemos enumerarlos todos y algunos casos no son tan conocidos, citaremos algunas marcas vigentes y otras extintas, en un compendio que podría dar incluso para el guion de una película; al menos del DeLoren DMC-12 y del Chevrolet EV1 algunos buenos documentales circulan por las redes.
No cabe duda que uno de los capítulos más amargos que ha vivido el fabricante estadounidense Ford lo escribió el Edsel. Se trata de un ejemplar producido entre 1958 y 1960, y cuyo nombre era nada menos que el del hijo de Henry Ford; su memoria sería homenajeada mediante este automóvil. Se dice que al público no le agradó el diseño del frontal, pero si lo analizamos con ojo experto su propuesta arquitectónica no es tan diferente a la que ofrecían otros modelos de su mismo tiempo, así que al final de cuentas lo más probable es que su fracaso se deba a dos factores: su mecánica era poco confiable y porque el proyecto demandó 250 millones de dólares, una cifra descabellada para esos años.
La historia terminó con decenas de unidades retiradas de las calles, muchas de ellas devueltas por los propietarios hartos de las fallas, y con cientos de ejemplares nuevos apilados en un sitio eriazo en la afueras de Michigan; ese cementerio se ha convertido en una atracción turística.
El DeLoren DMC-12 es otro de esos casos bullados, una idea que era muy buena pero que se ejecutó pésimamente. La génesis del DMC-12 ya estuvo errada, porque se fabricó en Irlanda del Norte, una locación sin experiencia en este tipo de actividades y cuyo clima no era propicio para apilar componentes al aire libre; muchos de estos ejemplares estaban oxidados en la foto del catálogo… por decirlo de un modo jocoso.
Supuestamente su precio no sería prohibitivo, pero en los puntos de venta por un DMC-12 había que pagar más de 12 mil dólares, monto que entre 1981 y 1982, cuando se produjo este modelo, era demasiado alto; por menos que eso se podía llevar a casa un Porsche 911.
Y así se le puso la lápida al DeLorean DMC-12, con un motor V6 que con suerte producía 170 CV, puertas estilo “alas de gaviota” que se desprendían del marco por su elevado peso, y con una carrocería de acero inoxidable que igual sufría de corrosión; pero este modelo se ha tornado popular entre los coleccionistas… por la película y los escándalos que lo rodean.
Historias recientes
Entre 1996 y 1999 se fabricó el Chevrolet EV1, un ejemplar 100% eléctrico que anticipaba las repuestas a las preguntas actuales de la industria automotriz. Se anunciaba una autonomía de 225 kilómetros a 128 km/h, para lo cual contaba con 26 bloques de baterías rellenas de plomo y ácido, componentes que en poco tiempo fueron reemplazados por Níquel e Hidruro.
Este automóvil solo estaba disponible mediante la modalidad de arriendo, con un tope de tres años y a un costo máximo de 500 dólares por mes. En tres años se produjeron 1.100 unidades y el costo del proyecto se disparó hasta las nubes, por lo que esta propuesta más que fracasar por la mala recepción de los compradores, fue la propia esfera directiva de General Motors la que decidió sacarlo del catálogo… en parte para darle impulso a los proyectos híbridos de la compañía.
Se recuperaron todos los EV1 que circulaban por las calles y se destruyeron, excepto uno, que se conserva en el museo de la firma estadounidense. Este caso es muy especial, porque es comparable a un filicidio, donde el padre (GM) asesina a su hijo (EV1).
También de una época más reciente es el Renault Avantime, un monovolumen futurista presentado en 2001 y que se mantuvo activo hasta 2003. Menos de 9.000 unidades salieron a las calles, y entre sus principales problemas estaba su configuración, con una puerta en cada flanco pese a tener 4,6 metros de largo. El tema del diseño no es concluyente ni un factor determinante en su mal desempeño comercial, porque hay quienes lo consideran una obra de arte y otros todo lo contrario; y otro tema que le pasó la cuenta fue su discreto nivel de equipamiento y las terminaciones mal ejecutadas.
Estos son algunos ejemplos de automóviles que pagaron tributo por su falta de practicidad, mala construcción, osadía estética e incluso por adelantarse a su tiempo, recibiendo la incomprensión del púbico. La industria no admite errores, y así como premia los aciertos con buenas ventas y todo tipo de honores, también es lapidaria cuando las cosas no salen según lo planeado.