Genesis G80, la berlina surcoreana renovó su arsenal
Una clara influencia alemana puede verse en esta berlina, un lujoso ejemplar producido por la subsidiaria de Hyundai que en su segunda generación opta por las ventajas que ofrecen las motorizaciones downsizing.
Por Leonardo Pacheco
Fue hace cuatro años cuando la berlina G80 se vio por primera vez, un ejemplar que confirmó las intenciones que tenía Hyundai de competir en segmentos aspiracionales, acercándose a lo que ofrecen las marcas premium de Europa y Estados Unidos. Fue una jugada a medias claro está, porque si bien le dio forma a una nueva división el primer Genesis G80 no fue capaz de hacerle daño a los actores tradicionales de este segmento… de hecho recibió una avalancha de críticas.

Pero el proceso de desarrollo no se detuvo, y en la mentada división de lujo asumieron el desafío de crear un absolutamente renovado G80, una segunda generación provista de las herramientas necesarias para brillar entre titanes. El resultado salta a la vista, porque el nuevo G80 no solo se ha tomado muy en serio el tema de la opulencia, sino que también hace suyos algunos rasgos característicos del GV80, el sport utility con el que comparte escudo de armas.
Se trata de una berlina de gran tamaño, sostenida sobre una plataforma que mide 4.995 mm de largo, 1.925 mm de ancho y que cuenta con 3.010 mm de distancia entre ejes; la carrocería se eleva 1.465 mm. Para tener una buena referencia acerca de su envergadura, podemos decir que el G80 es más corpulento que un Mercedes-Benz Clase E.

El diseño exterior es muy llamativo, con una proa equipada con una enorme mascarilla tipo coladera y unos modernos faros de ledes, elementos que no ocupan mucho espacio pero que son capaces de emitir un poderoso haz lumínico; la verdad es que cuesta acostumbrarse a una parrilla tan exagerada. Hacia la zaga se distingue un estilo tipo Sportback, como el A7 de Audi, arquitectura que exagera el arco del techo e inclina el pilar C, una solución que no resulta muy conveniente para la habitabilidad.
El nivel esperado
La cabina destila modernidad y finos materiales, cualidades que reafirman el posicionamiento de esta marca, aunque no podemos negar que su pasado la condena; los primeros Genesis equivocaron el camino. En el puesto de mandos lo clásico se mezcla con lo moderno, ya que se optó por un clúster equipado con marcadores tipo analógicos, aunque simulados digitalmente, y la calidez de la madera contrasta con la sofisticación del aluminio.
Llama la atención esa enorme pantalla de 14,5” que se apodera de un espacio considerable en la superficie del tablero, un dispositivo cuya presencia nos recuerda que Genesis es una marca asiática y no británica o alemana… es un monitor demasiado grande. Todo lo demás es correcto, de buen gusto y con la cuota exacta de solemnidad, así que es lamentable el excesivo entusiasmo con el que trabajaron los encargados del sistema de infoentretenimiento.

En lo que respecta a mecánica el G80 dejó de lado el motor V8 de la primera serie, para dar paso a bloques de cuatro y seis cilindros. La corriente downsizing llegó para quedarse, porque en este tipo de motorizaciones la eficiencia es lo que se impone, por sobre asuntos tan frívolos como el alto performance; por tratarse de una berlina premium hay otras exigencias que satisfacer.
La oferta se abre con un impulsor turbo gasolinero de 2.5 litros (304 CV), para seguir con un turbo gasolinero V6 de 3.5 litros del que emanan 380 CV, y el abanico de motorizaciones lo cierra un turbodiésel de 2.2 litros (210 CV). La información liberada por la marca confirma que la tracción puede ser trasera o integral, dependiendo de la versión por supuesto, y que la única transmisión consideraba para el modelo es una caja automática de ocho velocidades; los ejemplares de tipo híbridos no están en los planes, al menos por ahora.