Reportaje, el renacer de las grandes berlinas

En un sentido estricto una berlina se define como un sedán de gran tamaño y que cuenta con los recursos mecánicos imprescindibles para lograr un performance respetable; el lujo no es una obligación pero por lo general es parte de la receta. Esta categoría tuvo su auge desde mediados de los ochenta hasta finales de los noventa, pero todo indica que estos corpulentos ejemplares de a poco están regresando. 

Por Leonardo Pacheco

Aún fresca en la retina está la imponente silueta de los ejemplares Alfa Romeo 164, Citroën XM, Peugeot 605, Opel Omega y Renault 25, por nombrar algunos, esas berlinas de gran tamaño portadoras de una mecánica poderosa y dueñas de un impresionante look exterior. Sus usuarios más recurrentes eran los empresarios y en menor medida los rostros televisivos de un tiempo pasado, actores de moda o los animadores de esos programas que nos acompañaban en las tardes sabatinas, tomando en cuenta que estos sedanes dictaron la moda entre 1985 y 1999.

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Al comenzar el nuevo siglo las reglas del juego cambiaron, el mercado automotor apuntó hacia otros segmentos y en un parpadeo las grandes berlinas comenzaron a desaparecer; su tamaño las tornó imprácticas y sus motores en V eran ineficientes desde la perspectiva del rendimiento. Los sports utilities tomaron su lugar, hasta reemplazarlas casi por completo, y los “viudos” de ese formato buscaron consuelo en los hatchback del segmento C e incluso en el ambiente de las marcas Premium.

Lo interesante de las grandes berlinas es que no era necesario escalar hacia las categorías aspiracionales para acceder a ellas, porque el grueso de la oferta se hallaba en la zona media del mercado, en el catálogo de los ya mencionados fabricantes Peugeot, Citroën, Renault y Opel, y por supuesto que sin olvidar a los constructores japoneses Honda con el Legend y Mazda con el 929.

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Y aprovechando la mención nipona es importante señalar que Nissan, Toyota y Mitsubishi ofrecieron algo así como su propia interpretación de una berlina, porque los ejemplares Maxima, Camry y Galant pertenecían al segmento D… en tanto que una berlina de tomo y lomo debía apuntar al segmento E; hablamos de una longitud a ras de los cinco metros.

El ejemplo de China

Era una categoría sumamente atractiva, con fuerte presencia europea y diseños elegantes. De este grupo nacía una división mucho más audaz, las berlinas GT, la cúspide de los sedanes de alta gama y en cuyo vano frontal se escondía una planta motriz de alto performance; sus principales exponentes se ubicaban en marcas como Audi, BMW, Mercedes-Benz, Lancia, Volvo y Saab, es decir nombres pertenecientes a la élite del mercado nacional e internacional; sus poderosas motorizaciones turbo cargadas hacían la diferencia.

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Las grandes berlinas casi se extinguieron, a partir del 2000, un adiós que para muchos significó el fin de una era dorada y una señal inequívoca de que ya era tiempo de pasar a otra silueta; pero a los usuarios acostumbrados a un sedán espacioso no les resultaría fácil habituarse a otra carrocería. Y considerando que los SUV full size no han sido capaces de responder esa necesidad, algunos fabricantes han decidido que ya es tiempo de revivir a las grandes berlinas.

Siguiendo el ejemplo de China, mercado en el que gustan de los sedanes con plataforma extendida (Long Wheelbase), marcas como Citroën, Volkswagen, DS, Cadillac y unas tantas originarias de Asia, ya están ofreciendo algunas berlinas en sus actuales catálogos y en países del bloque europeo, norteamericano e incluso en nuestra región. Ya hemos presenciado la develación del linajudo DS9 y del Renault Talisman, sin dejar en el tintero al también lujoso CT6 de Cadillac… son claros ejemplos de esta tendencia.

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Por supuesto que el mercado no se sobrepoblará de berlinas, porque su tiempo de auge ya pasó, pero lo que sí es un hecho es que en menor medida regresarán… con motores potentes aunque eficientes, full equipadas e incluso electrificadas. Las grandes berlinas cumplen un rol de suma importancia, que es entregar esa siempre necesaria cuota de elegancia e imagen, esa pizca de admiración a la que, en menor o mayor medida, todos queremos acceder.