Reportaje, las marcas chinas fijan su atención en los segmentos de lujo

Aunque parezca lo contrario, la mayoría de los fabricantes de origen chino no poseen una gran experiencia en el tema de la exportación de sus automóviles. Pese a eso y con menos de una década incursionando en mercados foráneos, un considerable número de marcas están fijando su atención hacia los segmentos más aspiracionales del mercado internacional.           

Por Leonardo Pacheco

Solo necesitamos retroceder unos cuantos años para entender la estrategia de globalización de la industria automotriz china. En poco más de una década los fabricantes del citado origen han pasado del anonimato a ser auténticas celebridades, un posicionamiento que en nuestra región se ha vivido en toda su magnitud; fue en febrero de 2007 cuando el Great Wall Hover llegó a Chile, dando inicio a la arremetida del Dragón Asiático.

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Los fabricantes chinos llegaron para quedarse, y no solo en nuestro país por supuesto porque desde hace tiempo que están tratando de ingresar a mercados mucho más exigentes, como el europeo y norteamericano. Pero la realidad nacional no se puede mirar en menos, puesto que Chile es un laboratorio de pruebas donde los constructores más ambiciosos de China testean el grado de aceptación y adaptabilidad que tienen sus creaciones; es por eso que contamos con más de 25 marcas de esta procedencia.

Changan, Chery, Jac, Geely, Lifan, Brilliance, Great Wall y Haval, entre muchas otras, se disputan a diario las preferencias de los compradores, claro que en los segmentos generalistas y masivos que es donde se registra el grueso de las ventas. Si bien en este rango intermedio se puede lograr un elevado nivel de recordación, no es posible obtener una imagen de marca mucho más elaborada, y es por esto que la industria automotriz china comenzó a fijar su atención en un área del mercado reservada casi exclusivamente a los fabricantes alemanes, como Audi, BMW, Mercedes-Benz y Porsche.

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El desafío es pasar a la segunda etapa del plan de expansión, mediante divisiones especializadas que logren producir automóviles lujosos por dentro y por fuera, otros tantos de naturaleza deportiva incluso, en resumen esos ejemplares que son apetecidos por los compradores más adinerados y por lo tanto exigentes. Ahora bien, un cliente de Jaguar o Audi no estará interesado en cambiar un producto de esas marcas por un Geely o un Haval, aunque su construcción, diseño y equipamiento sean superiores, una enorme traba que algunos fabricantes chinos están tratando de resolver mediante una solución bastante lógica: crear sus propias marcas de lujo.

Nombres desconocidos

En el pasado Salón de Shanghái y también en la cita de Frankfurt, muchas nuevas creaciones se robaron la película, varias de ellas firmadas por marcas nunca antes vistas. A medida que fueron develadas nos enteramos que algunos casos puntuales eran el fruto de las divisiones premium de fabricantes que ya conocemos en nuestro país, como por ejemplo Exeed que le pertenece a Chery, Wey que gira en torno a la órbita de Great Wall o Link & Co que actúa bajo el alero de Geely.

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En otros casos los relucientes ejemplares revelados a la prensa lucían ignotos escudos en sus frontales, destacando en este grupo los trabajos realizados por las desconocidas marcas Hongqi,  GAC Changfeng, Qyon y Xpeng, por nombrar algunas de ellas.

El gran desafío es ganarse la confianza de esos compradores acostumbrados a descansar en el prestigio de una etiqueta, un círculo bastante cerrado al que muy pocos pueden acceder. El primer paso para estos constructores chinos de alto estándar es arrebatarles clientes a las marcas premium en su país de origen, es decir que un comprador habitual de Rolls-Royce que vive en Beijín opte por adquirir un ejemplar de la marca Hongqi, el que ha sido apodado como el “Rolls-Royce Chino”… por varias razones y todas muy respetables.

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El asunto de la globalización de esos aristocráticos ejemplares, porque aclaremos que lo son, es un desafío muy complicado de enfrentar. En Europa al menos el proceso tardará un tiempo considerable, y en nuestra región puede que ese camino se recorra en un plazo menor, aunque faltando la experiencia previa es difícil anticipar cómo será la incursión de las marcas chinas de lujo en nuestro mercado; puede que sean aceptadas o podría pasar que eso jamás ocurra.

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Entonces, nos guste o no los fabricantes chinos están empeñados en participar en otros segmentos, incluso en el mundo de los súperdeportivos, para lo cual están abriendo centros de investigación y desarrollo en Europa y Estados Unidos, reclutando talentos de otras marcas e invirtiendo cuantiosas sumas de dinero; solo el tiempo nos dirá si todo ese esfuerzo será bien recibido por los compradores, o si esta ambiciosa empresa se conocerá como uno de los mayores fracasos que se han registrado en la historia del automóvil.