Skoda 1100 OHC Coupé, un “Ave Fénix” de República Checa

Si bien en la actualidad los intereses de Skoda están puestos en otros ámbitos, en el pasado era el automovilismo deportivo una de sus prioridades. Prueba de ello es este raro ejemplar, el que hace poco fue revivido por los expertos del museo de la firma checa.

Leonardo Pacheco  

Está claro que el motorsport es una de las actividades más importantes para que un fabricante de automóviles muestre su potencial técnico, aunque también es cierto que esa vitrina era más luminosa en el pasado, cuando en diferentes rincones del mundo se disputaban competencias extenuantes; los caminos europeos eran los escenarios predilectos.

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Y en ese tiempo pasado Skoda, que habitaba tras el muro soviético, no era distinta a sus competidores de Italia, Francia, Inglaterra o Alemania, ya que tenía un enorme interés en el automovilismo deportivo… porque sabía que la mejor manera de poner su nombre en lo alto era ganándole a nombres como Alfa Romeo, Alpine, Austin y BMW, por citar algunos.

Ese entusiasmo impulsó a los ingenieros y técnicos de Skoda para desarrollar un bólido de competición, trabajo que comenzó en 1956 y que dio sus primeros frutos tangibles tres años más tarde, cuando en 1959 se presentó el 1100 OHC definitivo; se develaron dos unidades biplaza de tipo “abierta”, pero bajo la codificación de fábrica 968.

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El Skoda 1100 OHC fue pensado para enfrentar competencias de largo aliento en caminos públicos, como la Mille Miglia o la Targa Florio, con la sola excepción de las 24 Horas de Le Mans, que se disputaba en un circuito semipermanente. En 1959 también se presentó una variante Coupé, con techo rígido, que es en definitiva la unidad que fue reeditada por los curadores del museo de Skoda.   

Bajo la hermosa carrocería, elogio que aplica a ambas siluetas, se escondía un contenido técnico bastante sencillo y una construcción ultra liviana. El chasis era de tubos de acero, y en él descansaba un motor de 1.089 cc ubicado longitudinalmente en el vano frontal… aunque desplazado hacia la cabina, mientras que la transmisión era manual de cinco velocidades y reposaba sobre el eje trasero.

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La unidad Roadster pesaba 583 kilos y el Coupé 555 kilos, gracias a la utilización de fibra de vidrio en la carrocería. La unidad motriz desarrollaba 90 CV a 8.500 rpm, y como se trataba de un ejemplar bastante liviano podía alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h, dato aplicable para ambas tipologías; con ese performance no era una idea lejana obtener un triunfo en Le Mans.

Las intenciones de la marca estaban claras, no así el escenario político, porque el auge de la Guerra Fría obligó a dejar los planes archivados, al menos fuera del bloque soviético, porque igual el bólido 1100 OHC tomó parte en algunas competencias locales… en el circuito de Mladá Boleslav en junio de 1958, anotándose excelentes resultados.

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El siguiente paso fue reemplazar la fibra de vidrio por aluminio, en el Coupé, en tanto que las dos unidades producidas de ese "hard top" pasaron a manos de pilotos privados en 1960. El destino de esos hermosos ejemplares fue la destrucción, en accidentes de carrera, y recién el año pasado la firma checa logró recuperar algunas piezas y los planos originales para reeditar a uno de ellos; los dos Roadster tuvieron mejor suerte… porque ambos sobrevivieron.

Es así es como el flamante Skoda 1100 OHC Coupé volvió a la vida, como un viajero del tiempo que llega para festejar los 120 años del Departamento de Competición de la marca que hoy pertenece al Grupo Volkswagen.

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Fue un trabajo arduo y lento, ya que la investigación debía ser profunda, por lo desconocido que era el modelo, y porque además se recurrió a técnicas y herramientas del pasado para reeditarlo como es debido… conservando así su alto valor patrimonial.