Station Wagon, los ejemplares más veloces del mundo
Cuando hablamos de un Station Wagon, lo primero que se nos viene a la mente es una familia numerosa y mucho equipaje apilado en su interior. Da la impresión que la deportividad y las altas prestaciones son cualidades alejadas de esta tipología, pero no, porque existen algunos ejemplares que sin renunciar a su naturaleza son capaces de incendiar el asfalto.
Por Leonardo Pacheco
En Alemania se les denominan Touring, en Francia Break y Station Wagon en los países de habla inglesa. En nuestro territorio nos quedamos con el apelativo anglosajón, y lo que está claro es que desde hace un par de décadas que estos vehículos familiares han perdido protagonismo por culpa de los SUV; fueron desplazados y reemplazados por el citado formato.

El tema en cuestión es que los Station Wagon fueron concebidos para atender necesidades atingentes a la funcionalidad, la volumetría y el confort de marcha, y no para despertar pasiones o para satisfacer a los fanáticos del alto performance. No obstante, en diferentes épocas salieron a las calles algunos exponentes poco ortodoxos, ejemplares que sin olvidar su naturaleza funcional traspasaron sus propios límites hasta convertirse en auténticos bólidos.
De estos ejemplares hay pocos en el mundo, no todas las marcas se atrevieron a fabricarlos, principalmente porque apuntaban a un público acotado y específico, y también porque desarrollarlos era costoso… y ese gasto no se recuperaba. En este exclusivo club están inscritos los siguientes Station Wagon: Audi RS6 Avant, BMW M5 Touring, Cadillac CTS-V Sport Wagon, Mercedes E63 AMG Estate, y Volvo 850 T-5R.

Al exponente de Audi podemos calificarlo como una obra de arte, porque además de su increíble diseño exterior y su notable carga tecnológica (Mild Hybrid), este Station Wagon de época reciente cuenta con los servicios de un motor V8 Biturbo de 4.0 litros que produce 600 CV y 800 Nm de torque, lo necesario para acelerar de 0 a 200 km/h en 12 segundos.
Con respecto al BMW M5 Touring, solo podemos decir que ya no está presente en el catálogo actual de la marca por culpa del X5, para darle cabida al mentado SUV. Fue así como la firma bávara se quedó sin un rival para enfrentar la arremetida de Audi y Mercedes-Benz, un modelo por el que aún los fanáticos derraman lágrimas; es imposible no extrañar la presencia de ese E61 equipado con un motor V10 de 5.0 litros que erogaba 507 caballos.

La estadounidense Cadillac también quiso entrar al juego de los Station Wagon deportivos, y vaya que lo hizo bien porque para dar una pelea digna desarrolló el CTS-V Sport Wagon. Podía correr a 300 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 4 segundos, nada mal, desempeño que se obtenía del mismo motor utilizado en el Corvette ZR1, es decir un bloque V8 de 6.2 litros que enviaba al piso 564 CV; este proyecto fue abandonado por la marca, pero jamás será olvidado por los amantes de la velocidad.
Con solo citar la sigla AMG nos queda claro que el siguiente ejemplar de esta lista no se anda con rodeos. Se trata del Mercedes E63 AMG Estate, un Station Wagon concebido con el único propósito de dibujarnos una sonrisa en el rostro… y, por supuesto, quitarle clientes al RS6 Avant.

Según la ficha técnica corre a 250 km/h, pero todos sabemos que ese indicativo es el que permite la ley, porque al desbloquearse la electrónica este AMG puede superar sin problema los 300 km/h. Este performance se obtiene de un motor V8 Biturbo de 4.0 litros del que emanan 571 CV y 750 Nm de torque; estos erogues se comunican con mucha seguridad al piso mediante la tracción integral 4Matic+.
Este resumen lo cierra el Volvo 850 T-5R, un ejemplar al que probablemente le debamos la existencia de esta especial categoría. Se fabricó entre 1995 y 1996, no saliendo más de 5.000 unidades a las calles. Si bien sus prestaciones pueden parecernos pobres en comparación a los otros modelos invocados en este reportaje, lo importante de este Volvo es que rompió todos los convencionalismos de su época; lo movía un motor turbo de 2.3 litros que producía 243 CV y 300 Nm de par.

La firma sueca creó el 850 T-R5 para rendirle un homenaje al exitoso 850 Estate que en 1994 participó en el Campeonato Británico de Turismo (BTCC), un ejemplar que en realidad es obra de Tom Walkinshaw Racing y que se construyó en Oxfordshire (Inglaterra); estaba claro que Volvo necesitaba demostrar que era capaz de producir, en su propia casa, un ejemplar de calle tan veloz como el de pista… y lo hizo.