Suzuki Baleno, un viejo conocido que regresa con nuevas ideas.
Es uno de los ejemplares más exitosos de la firma japonesa, y tras cinco meses de ausencia en nuestro país el Baleno regresa para reestablecer el orden en el segmento que reúne a los hatchback medianos (B+).
Por Leonardo Pacheco
Ya en sus primeros años este modelo despertó el interés de los compradores, porque remontándonos a la primera mitad de los años noventa, el Baleno logró insertarse en el punto más alto que se puede lograr en un ranking de ventas, no solo hablando de Chile sino que de todos los países en los que fue comercializado; en otras fronteras se le conocía como Suzuki Esteem.

Para poner las cosas en orden podemos decir que estamos frente a la tercera generación de este modelo, aunque debemos aclarar que esos leves ajustes en sus dimensiones (-5 mm de largo) no son producto de una nueva plataforma sino que por la incorporación de una remozada mascarilla, componente que por supuesto asume el look del también renovado S-Cross.
Y siguiendo en el mismo tema, es cierto que está cimentado sobre la plataforma Heartect, con una serie de refuerzos estructurales que mejoran su desempeño en caminos revirados o sinuosos, no obstante sería equivocado decir que es un cimiento de reciente desarrollo… punto fundamental que nos permite establecer la diferencia entre un up grade de una nueva generación propiamente tal.

No es la primera vez que Suzuki ofrece una especie de generación intermedia en alguno de sus modelos, por lo que asumiremos que así trabaja la marca, escalando de a poco hasta pasar al siguiente nivel. Les dejamos la interrogante… pero según nuestra apreciación este Baleno exhibe una profunda evolución, que va más allá de lo estético, aunque no al punto de verlo como un “All New Baleno”.
Exteriormente mide 3.990 mm de largo, 1.745 mm de ancho, 1.500 mm de alto y se cuenta con 2.520 mm de distancia libre entre los ejes. Es un tamaño ideal para los requerimientos urbanos y también para satisfacer las necesidades de las familias en formación o de jóvenes conductores, a pesar de que el compartimiento de carga solo puede recibir 314 litros, aunque en estricto rigor son 11 litros menos que lo ofrecido por uno de sus rivales más directos: el Kia Rio5.

El frontal ganó mucha presencia merced a la incorporación de cromo en el borde inferior de la mascarilla, además por un deportivo diseño de neblineros y por una firma lumínica de estilo moderno. En los flancos se aprecia una actuada línea dinámica que viaja hacia el sector del zócalo inferior, al tiempo que unas hermosas llantas deportivas de 16” se encargan de rematar la vista de perfil; a simple ojo se notan esos 150 mm de despeje a piso.
La zaga no se queda atrás en cuanto a belleza, ya que incluye unas atractivas luces de posición con bloques lumínicos segmentados, un portalón pequeño, una amplia luneta y una aletilla en lo alto de dicho componente; una barra metálica se encarga de acicalar el conjunto.

En el interior las novedades no escasean, comenzando por materiales y colores mucho más acertados, asientos anatómicamente perfectos, una central de infoentretenimiento instalada de fábrica y la incorporación de Head up Display en las versiones tope de gama; es un puesto de conducción sumamente grato y ergonómico.
Entre las diferencias que podemos hallar entre los dos niveles de equipamiento, que son GLS y GLX, además del HUD por supuesto, está que en las unidades GLX se ofrece doble regulación de volante, encendido sin llave, asiento del conductor ajustable en altura, cámara trasera con visión en 360°, cuatro airbags en lugar de dos, y pantalla táctil de 9” en lugar de una de 7 pulgadas; en ambos casos se incluye conectividad Apple CarPlay y Android Auto.

Se optó por una solo propuesta de planta motriz para todo el line up, un bloque gasolinero de 1,5 litros que entrega 103 cv a 6.000 rpm y un torque máximo de 138 Nm a 4.400 vueltas por minuto. Puede estar unido a una caja mecánica de cinco velocidades o a un conjunto automático de cuatro desarrollos, con lo que se obtiene un rendimiento mixto de 18 km/l en el primer caso y de 17,6 km/l en el segundo.
La suspensión es McPherson delantera y de barra de torsión atrás, en tanto que los frenos cuentan con discos frontales y tambor posterior, ofreciéndose además ABS+EBD y BAS; ya sabemos que el control de estabilidad (ESP) es obligatorio en nuestro país.

El abanico de versiones propone dos variantes GLS, caja mecánica y automática, y lo mismo sucede con el nivel GLX. Los precios, con bonos aplicados, van desde los $12.990.000 hasta los $15.490.000. Este modelo se construye en India.