Test Drive JIM Re-Max, alta eficiencia laboral y recreacional
Esta pickup se inserta en uno de los segmentos más competitivos del mercado chileno, un escenario que debe compartir con temibles rivales de su mismo origen y de otras latitudes. No obstante, la Re-Max tiene argumentos de sobra para dar una buena pelea.
Por Leonardo Pacheco
De la mano del grupo Fortaleza arribó a nuestro país la camioneta Re-Max, el ejemplar con el que el fabricante chino JIM (Jianxi Isuzu Motors) comienza a forjarse un nombre en este rincón del mundo; recordemos que Fortaleza es parte del prestigioso importador Gildemeister.

Si bien la Re-Max está debutando en el mercado local, algunos de sus componentes mecánicos no son precisamente desconocidos, porque provienen de marcas muy apreciadas… como por ejemplo el motor Isuzu, el sistema de tracción Borg-Warner y la transmisión firmada por Getrag; pero ya hablaremos de eso en profundidad.
Retomando por lo básico, el diseño exterior de la Re-Max apela a recursos tradicionales y funcionales, tanto así que su aspecto casi espartano le otorga un aire recio, el que en ningún caso sienta mal en esta categoría sino que todo lo contrario. El frontal, robusto hasta la saciedad, contiene una mascarilla segmentada en dos trazos mediante un bisel cromado que señala el punto donde nace el parachoques; un componente que dicho sea de paso exhibe un look “indestructible”.
La firma lumínica también es protagónica, concordante con los demás elementos, y el emblema del constructor chino se deja ver en lo alto de la mascarilla… son simples tres letras. En ambos costados del paragolpes se instalaron dos neblineros, en forma de corchetes invertidos, en un vano que a su vez está sellado mediante unas ornamentaciones en forma de escamas.

Por los flancos la propuesta es consistente y coherente, ya que los pasos de ruedas son amplios y protuberantes, para recibir a esos neumáticos de 16”, al tiempo que los retrovisores poseen una amplia superficie y en el zócalo se ubica una útil pisadera; no solo sirve para trepar hacia el habitáculo, sino que también para evitar ensuciarnos el calzado en los caminos con lodo.
En la zaga podemos ver una caja bastante amplia, un compartimiento que puede recibir hasta una tonelada. Nos ofrece recubrimiento interior y ganchos de estiba en la cara externa, además de un parachoques con pisadera y un arco de seguridad en el punto donde se ubica la luneta; lo único que hizo falta es un sistema de apertura progresiva para la tapa… porque es un poco pesada y cae de golpe.
Para la JIM Re-Max se declaran las siguientes dimensiones: 5.330 mm de largo, 1.860 mm de ancho, 1.785 mm de alto y 3.095 mm de distancia entre ejes. Buenas noticias para los amantes del off road, porque se anuncia un ángulo de ataque de 25° y 21° de salida.

En el habitáculo el espacio abunda, gracias a las citadas cotas del exterior, y a simple vista se nota que se optó por una ambientación sencilla y ergonómica, además de poco pretensiosa… ya que aquí no hay cabida para trivialidades como el piano black o la imitación de madera. Se emplearon polímeros rígidos, pero muy bien ensamblados entre sí.
En el puesto de manejo se disfruta de un clúster analógica y fácil de consultar, también de un volante con regulación en altura, y la selectora de velocidades está al alcance de la mano; la caja over drive se opera mediante un mando giratorio.

La conectividad está a cargo de una plataforma compatible con Apple CarPlay y Android Auto, funciones que se proyectan en una pantalla táctil de 10”; y ese mismo monitor se transforma en cámara de retroceso. En seguridad se incluyen doble airbags, freno de discos en ambos ejes con ABS+EBD, controles de estabilidad y tracción, además de control de descenso, asistencia de arranque en pendiente y anclajes Isofix; recordemos que se trata de la unidad tope de gama.
Un tren motriz a toda prueba
El tren motriz de la Re-Max es muy interesante, ya que la propuesta comienza con un bloque turbodiésel de 2,5 litros firmado por Isuzu, unidad de la que se desprenden 140 cv y 360 Nm de torque. La transmisión es mecánica de seis velocidades, y en este caso está disponible un sistema de tracción integral Borg-Warner… en el que se incluyen los modos de uso 4High y 4Low.

En terreno lo primero que destaca de esta camioneta es la enorme fuerza del motor, un torque que nace desde muy abajo en el tacómetro y que nos brinda salidas enérgicas en todos los escenarios; esos 360 Nm de torque son más que suficientes. Lo segundo que resalta es lo bien que esta pickup se mueve sobre el asfalto, más precisamente en la ciudad, medioambiente que no es el más apto para una camioneta; en el rigor de la urbe destaca su facilidad de manejo y la suspensión amigable.
Ya inmersos en un uso más extremo, menos mesurado por supuesto, la Re-Max saca a relucir sus impecables argumentos técnicos, como el sistema de tracción 4WD Borg-Warner, conjunto que con solo girar una perilla transforma a esta camioneta en un enérgico vehículo de carga y remolque, en un infatigable escalador que no le teme a los rigores precordilleranos… tengamos en cuenta que la calamina es uno de los agentes más nocivos para una suspensión débil.

Además de la fuerza motriz en la JIM se nota que la construcción fue muy bien resuelta, porque en el habitáculo no se advierten crujidos de cobertores sueltos ni nada por el estilo, apuntando la única crítica a la escasa insonorización del habitáculo; el sonido del motor y del rodado se filtran con demasiada libertad.
En términos generales la JIM Re-Max responde correctamente tanto en el trabajo como en la recreación, ofreciendo un andar sólido pero gentil merced al buen calibrado de la suspensión, además de unos frenos incansables, notables habilidades en el todoterreno y una capacidad de carga que supera a la de sus principales competidores.